Fuera nervios. El Baskonia está en la copa del rey, y la fuerza de la llama de la ilusión sigue viva. Muchos factores hicieron posible el resurgir de nuestro Baskonia, pero voy a intentar ordenarlos a bote pronto en mi cabeza y marcar las cuatro claves del partido.
- La principal clave del partido ha sido la intensidad defensiva. Bueno, la intensidad en general, tanto defensiva como ofensiva. Quito los tres primeros minutos del partido, los minutos de los nervios normales por debutar en una copa ACB, tres minutos en los que el Baskonia encajó ocho puntos, y los otrs 37 están marcados por un resurgir defensivo importante. Intensidad en la primera línea de pase y atención en la intendencia de atrás. Por momentos volvió a pecar de despistes, pero que no fueron sostenidos como en otras citas. Con un equipo a esta intensidad, podemos hablar de claves ofensivas, porque tenemos garantizado que el partido no se va a desangrar…
- El ritmo de Larkin. Hoy es muy fácil hablar de Larkin, lo podéis leer en cualquier periódico o escuchar en cualquier radio. Pero yo no quiero hablar de su superlativa actuación ofensiva. Yo quiero hablar del ritmo. Larkin con el balón imprime siempre el ritmo que necesita este grupo para brillar. Más allá de meter o no (habrá días que no meta), el Baskonia brilla a ese ritmo alto que imprime el mejor base que hemos tenido en esta plantilla desde Elmer Bennett. Para muestra, como decae el ritmo y el juego cuando Rafa Luz o Nico Laprovitola toman el relevo. No es un demérito para ellos, es que manejar el ritmo como Larkin está solo al alcance de unos pocos privilegiados. Y nosotros tenemos la suerte de tener a uno de ellos con nosotros.
- Aporte de los “escondidos”. Quitando quizá a Laprovitola, que ayer no estuvo especialmente brillante, el resto de los jugadores del Baskonia aportó en su rol. Budinger al fin se notó en la cancha y el equipo lo agradeció mucho, Beabois fue el martillo exterior, Voightman un recurso constante, Ilimane puso el toque de intensidad y garra, Tillie acertó en sus tiros, Rafa aportó su intensidad y hasta Bargnani estuvo bien (no superlativo pero si lo suficientemente productivo). El Baskonia fue un equipo en ataque y en defensa. Y cuando juega un equipo, los destellos de Larkin suelen bastar para desnivelar el choque.
- Sito estuvo mucho mejor. Despertó con el equipo con coherencia en las rotaciones y con soluciones tácticas a las trampas planteadas por Txus Vidorreta. El Baskonia desactivó la fluidez del Tenerife parando la producción de dos jugadores clave como San miguel y White. Sin sus dos faros, y con Fran Vázquez perdido, Tenerife vivió del acierto de Grigonis y la intensidad de Bogris. Muy poco para enfrentarse al bloque Baskonia.
Ahora nos espera un partido a cara de perro frente al Real Madrid. No quiero hablar demasiado del Andorra-Real Madrid, porque estoy ahora mismo muy caliente (son las 12.15 de la noche, el cadáver aún está caliente). Y estoy muy caliente porque hoy tres árbitros han robado la ilusión a un equipo y han robado un trozo de deportividad a la Copa del Rey. Un equipo humilde pero muy bien trabajado ha merecido jugar la semifinal de la Copa. Y lo ha merecido porque los árbitros pitan unos pasos inexistentes a Shermadini que hubiesen matado el partido, y porque lo rematan no pitando un claro campo a atrás con el árbitro a dos metros de la jugada. No se si la palabra es robo, pero desde luego se puede buscar un sinónimo parecido para describir lo que vimos. La imagen de Peñarroya entrando al vestuario describe a la perfección el sentimiento de todos los que estuvimos ayer en el Buesa y vimos el bochorno. ¿Habrá nevera o habrá premio? Estaremos pendientes a las designaciones arbitrales de las semifinal…

Joseba Sanchez

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