La historia de un «casi»

Un nuevo post con la valoración post-Final Four de Berlín 2016. Artículo publicado en la edición digital de El Correo Álava.

El baskonismo arropa al equipo en la Final Four

Lo repetía una y otra vez. Así como se lo imaginaba en sus sueños, así como se lo imaginaba cada vez que lo iba a intentar, repetía los mismos movimientos uno tras otro, casi al mismo ritmo, casi al mismo son. Visualizaba, respiraba, comenzaba a correr y en el preciso momento, ponía en práctica todo lo que había imaginado. A veces acertaba otras veces no. Y en todas ellas se preguntaba cómo mejorar en la siguiente ocasión para no fallar nunca más. Seguro que Dick Fosbury, antes de su medalla de oro en los Juegos Olímpicos de México de 1968 tras superar los 2,24 m de altura y coronarse con el oro olímpico, no era consciente de que más allá del premio, lo especialmente importante fue que había encontrado una nueva forma de superar un nuevo reto. Los escépticos, los que se reían de él, los que no comprendían que se saliera de la norma, mirarían con ojos de sorpresa cada uno de sus saltos y cada uno de sus retos logrados. Incluso si en alguno de ellos hubiera fallado la sorpresa se instalaría al mismo tiempo que otros atletas comenzaban a probar su estilo y a seguir su estela.

Recordaremos Berlín en los próximos días, semanas y quizá años como la ‘historia de un casi‘. Una preciosa historia en la que nadie creyó al inicio salvo sus propios protagonistas; una historia en la que lo admirable era ver cómo un grupo de jugadores comandado por su entrenador desafiaron las lógicas existentes del juego del baloncesto para superar en las previas a rivales superiores en nombre pero no en la cancha; una admirable historia en la que el rival fuera quien fuera se mostraba totalmente alerta y en precaución porque era consciente de que ante cualquier despiste o falta de concentración, este equipo era capaz de golpearte en el partido y en el resultado. Una historia donde más allá de 5 jugadores en el campo se encontraba una marea de aficionados, incluso una parte del baloncesto nacional e internacional mitad simpatizante mitad admirador, que sabían que ese grupo de osados jugadores de basket podría ser capaz de ‘liarla’ sin remedio.

La historia de Berlín 2016 duró ‘casi’ 40 minutos. En concreto 39 minutos y 54 segundos de una preciosa batalla entre dos equipos, uno, Fenerbahce, todopoderoso y liderado probablemente por el más laureado de los entrenadores europeos existentes, Obradovic, y otro, Baskonia, talentoso, hambriento, retador y enérgico liderado por un entrenador, Perasovic, que ha sabido adaptarse a sus jugadores y ha logrado además que éstos se adapten a una actitud irrenunciable y sin descanso hasta que suene la bocina final de partido, y un estilo de juego que ha sorprendido a quienes disfrutamos de este deporte.

Laboral Kutxa se presentaba en Berlín ‘casi’ con la totalidad de sus jugadores. Acostumbrado desde hace meses a afrontar cada partido viendo en el banquillo a algunos de sus compañeros vestido de calle, en especial Shengelia y Causeur, esto no dejaba de ser algo habitual y un estímulo para que cada compañero diera un pequeño paso más en su esfuerzo para mitigar su ausencia. Aún y todo el equipo respondió partido tras partido, y esta vez sería igual. Es más, Causeur se declaró preparado para la batalla aun a sabiendas de que sus condiciones no eran las mejores, pero la ocasión era única. Hanga se olvidó de su recién pasado descanso por lesión y el resto de jugadores eran conscientes de que se encontraban posiblemente ante una de esas ocasiones que nunca sabes si se puede repetir por lo que su apuesta era más que decidida.

‘Casi’ dramática

La semifinal se definió desde el salto inicial sobre la estructura clásica de una obra ‘casi’ dramática: se presenta el conflicto inicial, un 13-0 de salida por parte turca que elevó inmediatamente la situación del partido a la epopeya desde bien temprano. Un desarrollo del conflicto, donde el Baskonia a base de constancia, esfuerzo y sudor, mucho sudor, trató de situarse a la par del Fenerbahce comandado por la mera presencia del líder Bourousis a quien le acompañó la mejoría en la defensa del 1×1 inicial de Adams y Blazic y el trabajo de Tillie principalmente. Bourousis volvió a dominar todos los registros del juego, con balón y sin él, jugando para sí o haciendo jugar a los demás. Participando o simplemente observando. Este desarrollo ha sido uno de los más bellos y apasionados parajes de la escena baloncestística europea porque el Baskonia no sólo fue capaz de aguantar los envites físicos del Fenerbahce sino que fue capaz de superarlos y poner contras las cuerdas al todopoderoso equipo de Estambul.

La tercera parte del drama es el clímax donde mediado el último cuarto del partido, Baskonia fue capaz de llegar a su máxima diferencia de puntos (+7) y a partir de ahí la tensión aumentaba en cada posesión hasta el momento en que aparecieron los detalles, esos pequeños acompañantes que hacen que cualquier situación pueda variar sin apenas darte cuenta: un balón perdido aquí, un tiro libre fallado allá, un rebote allí, una decisión dudosa allá. Finalmente, el desenlace: donde obviando los 5 minutos extra de la prórroga el partido se decide en una jugada que durante esta temporada ha dado frutos, y bastantes. Un 2×2 entre los principales protagonistas del partido, un 2×2 entre la estructura clásica del baloncesto, el base y el pivot, que precisamente más han intercambiado sus posiciones: Bourousis más un base pasador y Adams un anotador compulsivo. Un tiro de 3 que rebotó dos veces el aro para decidir seguir jugando y no querer dar por finalizado el partido.

‘Casi’ perfecto

Más allá de este desenlace que a buen seguro recordaremos y recordarán sus protagonistas directos, el partido fue ‘casi’ perfecto. Guión, ambiente, preparación e ilusión estaban listos para el duelo. Una semifinal convertida en una final donde había que estar preparados para todo y el conjunto vitoriano demostró que lo estuvo. Casi. Porque en un equipo como este Laboral Kutxa son necesarios todos y cada uno de sus miembros. Fenerbahce consiguió para su beneficio minar las capacidades de varios jugadores de Baskonia que aportan mucho más que unos simples números al equipo: Hanga y Bertans. Frenados posiblemente en el puesto que puede marcar las diferencias entre equipos igualados, el 3 físico y alto, el equipo echó en falta el tiro exterior del letón (a pesar de su excelente trabajo defensivo) y ese físico portentoso del húngaro, salvo en contadas ocasiones. El equipo echó en falta también ese acierto que tanta ventaja ha dado en otros partidos, especialmente en el tiro de 3 (8 de 30 intentos), incluso en los tiros libres (7 de 12) especialmente en los tramos finales, fruto quizá del sobreesfuerzo físico a la que fue sometido. Sin el acierto habitual, con la contienda desigualada también en la diferencia de rebotes, en un partido dominado por el músculo y la intensidad, el aporte ‘casi’ definitivo del talento quedó frenado especialmente en su tramo final.

Como Fosbury en sus intentos diarios, en su perseverancia y en su confianza en su innovadora técnica de salto, la lectura que se ha de sacar de esta Final Four de Berlín 2016 es que este Laboral Kutxa ha de seguir confiando más que nunca en su ritmo e intensidad, en su equilibrio en el juego y en su capacidad de trabajo, características sin duda de este estilo de juego que han permitido estar al máximo nivel europeo y poder competir de igual a igual con cualquier rival se ponga enfrente. El equipo sabe que necesita de todos y cada uno de sus miembros para desarrollar su juego con plenitud de garantías. El equipo sabe que para disfrutar en campo abierto y en su ataque, ha de ser generoso y activo en el esfuerzo y en los conceptos defensivos. Y el equipo es consciente de que cada posesión es un reto para superarse en la siguiente. Como en el drama, Fosbury consiguió su premio: el oro. Pero sobre todo logró que su relato e historia permaneciera en el tiempo. Quizá sólo por eso, no sólo por los resultados sino sobre todo por cómo llegar a ellos, hace que este ‘casi de Berlín 2016‘ se convierta en un todo conjunto y completo y que esta temporada sea recordada para siempre por los aficionados. El camino está sembrado. Sólo queda un paso: la Liga ACB.


 

Fotos de Jesús Andrade de la edición digital de El Correo Álava.

Aita, nos vamos a Berlín

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Un nuevo post ahora que la clasificación para el Top8 de la Euroliga se ha certificado y con el nuevo desafío para nuestro Laboral Kutxa Baskonia: la Final Four de Berlín.

La evolución humana ha estado relacionada con el desarrollo de su capacidad de lenguaje. El ser humano se diferencia del animal en la posibilidad de expresar sus ideas, sus inquietudes, sus sentimientos y que estos sean interpretados por otras personas. Se ha investigado y se investiga mucho sobre la comunicación verbal pero existe cada vez más análisis de la comunicación no-verbal, ésa que no pronuncia expresamente nada, difícil de estructurar, pero que en cambio transmite emociones y sensaciones hacia la gente que nos rodea. La mirada, la forma de caminar, la postura del cuerpo, la forma de vestir, el gesto nos muestran a menudo multitud de significados que dan información, a veces más relevante que la expresada con la palabra. No en vano, el ser humano lleva más de un millón de años utilizando este tipo de comunicación, según los investigadores.

La brillante clasificación para el Top 8 hace soñar ya a la afición con el pase para la Final Four de Berlín
El grito, vaya usted a saber si de alegría, rabia, tensión, emoción, pasión, que emitió Davis Bertans tras anotar el triple ganador a falta de dos segundos el pasado viernes frente al Real Madrid en el partido de Euroliga, es el colofón de una trayectoria extraordinaria. Ese grito contenía las amargas lágrimas de la lesión de su rodilla derecha en la temporada pasada, de su paso por el quirófano, de sus interminables sesiones de rehabilitación a miles de kilómetros de Vitoria, de su día a día tratando de recuperar aquello que fue y que quiere seguir siendo, de sus largas sesiones de tiros en velocidad, tras movimiento, desde lejos, soñando e imaginando con anotar uno tras otro, día tras día; de sus entrenamientos donde competía con la duda de si podía, no podía, debía o no debía intentarlo, por si acaso. Ese grito llevaba consigo la confianza y el desafío de su entrenador Perasovic para otorgarle el beneplácito de anotar un triple que convertiría en ganador a su equipo. El bendito grito.

Ese grito contenía además aquellos otros partidos donde el Laboral Kutxa ha sufrido en el campo, donde le ha costado entrar en partido y competir contra otros rivales, donde dudaba más que aportaba. Ese grito estaba repleto de ese pellizco de ilusión y sorpresa por una temporada, la actual, donde las expectativas se colocaron un peldaño más abajo que en otras ocasiones. Pero que con ese triple se han situado de nuevo en un peldaño tan alto que posiblemente otros ilustres equipos de esta competición extraordinaria, que es la Euroliga, no serán capaces de llegar a él. De hecho, solo ocho, incluido el Baskonia, pueden hacerlo ya.

Sí. Es cierto que es injusto relacionar un sinfín de emociones a una única canasta, de un jugador concreto, en un partido determinado. La realidad del baloncesto nos debe enseñar a valorar que para llegar a ese tiro decisivo han ocurrido antes decenas y decenas de defensas, otras tantas situaciones de ataque, un montón de rebotes, de asistencias, de pases robados… también decenas de balones perdidos, de faltas personales y de situaciones de duda. Centenares de decisiones de juego que han sumado semana tras semana, y han hecho que el Baskonia llegase a ese momento cumbre con la posibilidad de jugarse ese triple decisivo. Es una evidencia, aunque se olvide, que por encima del resultado está el proceso que te ha llevado hasta él. Y ahí sí es justo reconocer que para llegar a esa canasta con tanto simbolismo el equipo se ha preparado a conciencia, ha hecho sus deberes a tiempo y ahora le queda el sensacional reto de mostrar y demostrar que es capaz de seguir subiendo peldaños, cuando muy poca gente lo esperaba.

Muchas de las razones por las que todos gritamos de alegría el pasado viernes tienen que ver con tres aspectos esenciales de este equipo: uno, su capacidad de permanecer en el partido hasta el final, sin venirse abajo y retando al rival en cada posesión a ver quién es capaz de derrotar al contrario. Este carácter no es nuevo en la historia de este proyecto pero sí que es uno de los rasgos más relevantes de este Baskonia. El equipo rival sabe que para ganar ha de hacer muchas cosas bien durante el mayor tiempo posible en el partido. Porque si los vitorianos están a su nivel, al 120% de su rendimiento, es muy complicado ganarle.

En segundo lugar, el ritmo. Posiblemente por las características de muchos de sus jugadores y porque el baloncesto actual está evolucionando hacia un deporte más atlético, físico y un basket de bases, son éstos, Adams y James, James y Adams, quienes imponen un ritmo al equipo que se contagia en todas sus líneas. Nuestros bases son nuestros mayores exponentes de esta característica. Pero a ellos se suma Hanga, a un nivel más que extraordinario y Tillie y Blazic como fieles protectores de esta intensidad en el interior y el exterior, especialmente. El ritmo es un factor que resulta de la velocidad, la intensidad y la agresividad. Todo ello suma. Se necesita de todo ello. Y cuando el Baskonia lo ha puesto sobre el tapete, el rival gesticula con cara de agotamiento y cae.

Y finalmente, el equilibrio. El equilibrio entre la pasión del ritmo y la lectura de las mejores situaciones que se deben de dar en cada posesión. El equilibrio que nos da el pase y la generación de espacios en el lado contrario, por encima del abuso del bote y del juego individual. El equilibrio de las mejores y correctas decisiones en cada momento. Y este terreno es sobre todo para Bourousis. El jugador, con mayúsculas, de la temporada (hasta el momento), seguramente la grata sorpresa para muchos. Bourousis une su talento como jugador en ataque, a la lectura de los espacios en defensa. Une su amenaza en el 1×1 desde el poste bajo e incluso desde el exterior a su capacidad de pase. El equilibrio del pívot griego une el paso de la defensa hasta el ataque desde la intimidad interior y el rebote. No en vano, Bourousis sigue acaparando premios semanales y mensuales tanto en la Liga Endesa como en la Euroliga, y estamos ya en abril. Este marzo ha sido, por primera vez en su carrera, MVP del mes en la máxima competición continental.

A Bou se suma un Causeur que, a la espera de su recuperación, suma el sentido de la experiencia en las tomas de decisiones en el campo cuando el partido así lo necesita. El equilibrio total se acaba por definir por las diferentes opciones que el Laboral Kutxa plantea en su juego colectivo. Es capaz de jugar con un quinteto reconocido, pero también lo hace con Bertans de 4, con Hanga de 2, 3 y 4, con dos bases al mismo tiempo, con dos cincos al mismo tiempo, con pequeños o con grandes. Y falta aún por incorporar a los lesionados Causeur y Shengelia, y recuperar definitivamente a Diop, Corbacho y Planinic. Equilibrio es saber que tienes opciones. Y haberlas, haylas.

A punto de comenzar el último trimestre de la temporada llegan esos momentos de la verdad… y de la ilusión. Esperando al rival del Top 8 (del que saldrán los cuatro equipos que se disputarán la Final Four de Berlín a mediados de mayo), Laboral Kutxa tiene ante sí su mayor reto: seguir siendo fiel a estos tres rasgos de identidad: ser paciente, alto ritmo de partido y equilibrio en las facetas del juego. Si uno de ellos falla, como está ocurriendo en las últimas jornadas de la ACB, el equipo sufre y pierde. Por eso, el reto de Baskonia será seguir la senda trazada desde inicio de temporada y que sea el rival de turno quien se prepare. En ACB no debe perder la estela, aun sabiendo que quizá ni las piernas ni la mente estén al 100%. Pero no por ello debe dejar de competir cada partido. Y sobre todo, necesita seguir acumulando tantos esfuerzos, tanta pasión y tanta inteligencia para poder gritar de alegría una vez más, como Bertans, como el propio Perasovic, como el resto del equipo y como toda la afición.

Sólo nos falta unir esa pasión en forma de comunicación no-verbal con la verbalizada, la que utilizó mi hija el viernes pasado: «…Aita, nos vamos a Berlín…».


Artículo y foto de Jesús Andrade publicado en la edición digital de El Correo.

Un Baskonia clásico y moderno al mismo tiempo

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Posiblemente no haya mejor forma de comenzar un nuevo año, 2016, con un partido en tu casa, ante un previsible aforo completo, y ante el rival más laureado de estos años, el Real Madrid. Todo un reto para medir el listón del equipo es este segundo tercio de la temporada. Dejo aquí el artículo publicado hace unos días en la versión digital de El Correo. ¿Qué Laboral Kutxa Baskonia nos vamos a encontrar? Ojalá tenga estas características:

Usamos los juegos de palabras para tratar de simplificar cualquier aspecto de la vida. Una palabra, por cómo interpretamos su significado, nos puede marcar un punto de vista sin conocer su verdadera realidad, simplemente un lado de ella. Usamos ‘bajo’ como contraposición de ‘alto’ sin reconocer que quizá para esa persona sea su estatura ideal. Igual que usamos ‘moderno’ como lo opuesto a lo ‘antiguo’ sin saber si estamos ante algo realmente novedoso o simplemente como una mera oposición sin valor.

Quizá por encontrarnos en Navidad, sea que nos gusta recordar momentos antaños. La curiosidad por cómo se celebraban las fiestas, por las tradiciones pasadas, hasta por cómo se jugaba al baloncesto años atrás. De entonces recordamos aquellos equipos que se construían sobre la estela de un gran jugador y el resto eran meros complementos que trabajaban por y para esa ‘estrella’. Equipos totalmente personalizados que por sí solos atraían no sólo al equipo contrario sino también a los espectadores que se acercaban a la cancha para verlos jugar.

Sobre esta base inicial, nos cuesta encontrar una palabra que describa fielmente al actual Laboral Kutxa Baskonia, ya que si algo queda claro tras estos casi 3 meses de competición, es que nos recuerda a aquellos equipos basados sobre un jugador, en este caso Bourousis. ¿Es esto volver a los orígenes del baloncesto, donde los pivots dominadores eran capaces de condicionar el juego de su equipo, dígase por ejemplo, Meneghin, Radja, Sabonis, Fernando Martín, Audie Norris? Si es así, el Baskonia es un equipo clásico. Bourousis ha sido ya 3 veces jugador de la jornada y mejor jugador del mes de diciembre de la ACB, y es el jugador mejor valorado de la primera fase de la Euroliga. Su absoluta referencia en el campo, y fuera de ella a los ojos de los medios y los equipos rivales, despeja toda duda sobre su hasta ahora rendimiento.

En cambio otro rasgo esencial para comprender esta versión 2015-16 del Laboral Kutxa es que al liderazgo explícito de Bourousis hay que sumarle la capacidad de una buena parte de los jugadores para crear peligro y decidir el partido por sí mismos: 6 jugadores están sobre la decena de puntos en valoración individual convirtiendo el juego del equipo en algo distribuido y no únicamente centrado sobre el pívot griego. ¿Es esto un equipo de basket moderno? Posiblemente también. Baskonia tiene una pareja de bases especialmente dotados por su talento ofensivo, del que ya hemos escrito suficientemente, Causeur sin ser un especialista en alguna faceta del juego es capaz de hacer de todo en el campo y muy bien, Hanga ha reformulado la figura del 3 hacia un rol más secundario pero siempre positivo en varias facetas del juego, Shengelia quiere demostrar su valía desde su posición de un 4 abierto pero con capacidad de penetrar hacia canasta con decisión.

Conceptos claves

Sea un equipo clásico, sea un equipo moderno, el caso es que Laboral Kutxa ya ha cumplido dos de sus objetivos de temporada: el acceso tanto al Top 16 como a la Copa del Rey de La Coruña. Y lo ha hecho basado en uno de los conceptos claves, esta vez sí, del nuevo estilo de juego del basket moderno: el ritmo.

La evolución del juego del baloncesto ha ido siempre ligada al número de posesiones del equipo y a la duración de cada una de ellas. Para ello, el físico de los jugadores, su movilidad, su intensidad en ambas partes del campo y su capacidad de tomar rápidas decisiones hace que el juego de un equipo esté condicionado con el ritmo que pretende imponer. De un tiempo ilimitado se pasó a los 30 segundos y posteriormente a los 24. Además todo ello se magnifica si se aumenta el número de oportunidades reales, posesiones, que tiene un equipo para hacer canasta, basado en dominar el rebote defensivo, provocar errores en el equipo rival, robo de balones, número de tiros de campo, faltas recibidas, tiros libres efectuados y captura de rebotes ofensivos. Baskonia se encuentra entre los cuatro mejores equipos de la liga en el diferencial de puntos anotados y encajados, siendo el segundo mejor equipo reboteador de la liga, líder en recuperaciones y tapones realizados pero también en pérdidas y es el segundo equipo en posesiones por partido, tras el Real Madrid. Son datos fríos pero claramente palpables de que si algo define a este equipo es su apuesta por este ritmo alto, su rapidez de ejecución aun a sabiendas de los posibles errores que se puedan cometer, pero especialmente y desde otro punto de vista estos rasgos son una verdadera amenaza para el equipo contrario: ¿hay que parar a un solo jugador? ¿juego interior o juego exterior? ¿juego sobre grandes o juego sobre exteriores? ¿posesiones cortas o posesiones largas? Son muchos aspectos del juego que abordar por los rivales, lo que viene a demostrar que Baskonia es un equipo contra el que hay que hacer muchas cosas bien para ganarle. Y eso siempre es positivo.

Aspectos que quedan por apuntalar

Como seres inconformistas que somos, al igual que el propio Baskonia, y a punto de comenzar ya el segundo tercio de la temporada, hay algunos aspectos del juego que quedan por apuntalar.

  • Equilibrio en el campo: más allá del liderazgo de Bourousis sobre el campo, lo que queda demostrado es que cuando el equipo juega ‘interior’ sobre el poste bajo, su peligro aumenta porque se generan tres opciones de juego: 1×1 del poste bajo, dentro-fuera hacia el jugador exterior y cambio de juego al lado contrario. Todas ellas manejan un aspecto clave: el pase y el juego sin balón para generar estas opciones. Cuando esto se ha producido, y ha sido en muchos partidos, el equipo ha superado al rival.
  • El pase y los espacios: no es lo mismo jugar contra defensores estáticos que contra defensas en movimiento. Cuando esta última se produce, es mucho más fácil encontrar mejores situaciones de tiro para cualquier compañero, aprovechar el extra-pass y sobre todo abrir el campo. Jugar en un lado del campo para invertir el balón al lado contrario genera espacios más claros, las ayudas defensivas son más espaciosas y por tanto las decisiones de cara a la canasta son más importantes si son compartidas. Aquí son claves la generosidad de los bases, el juego de pases entre los postes, de nuevo Bourousis como ejemplo, y limitar el número del bote, donde jugadores físicos pueden romper al defensor en su primer movimiento: Causeur, Hanga y Shengelia, especialmente.
  • Tiro exterior: cuanto más juego interior se produzca, más necesidad de tiro exterior se requiere. En este Laboral Kutxa hay muchos jugadores capaces de tirar de 3 puntos pero no siempre estos tiros están hechos en las condiciones correctas. Este hecho posiblemente tenga solución con la (ojalá) próxima incorporación de Bertans. Con él, si su recuperación ha sido correcta y su adaptación a este estilo de juego se hace en las mejores condiciones, la amenaza exterior del Baskonia será latente, beneficiándose no sólo en este aspecto del juego sino también en el juego interior. Bertans reclamará para sí una atención que hasta ahora el equipo no tenía facilitando el juego del resto: Bourousis desde el interior, Shengelia desde el juego fuera-dentro de 4 y el resto de exteriores si las ayudas se decantan hacia Bertans.
  • Defensa, rebote y transición: La capacidad defensiva del equipo se define por la intensidad desde el 1×1, la actividad desde el resto de jugadores y el dominio del rebote. Éste es uno de los puntos fuertes del equipo que cuando no se produce, el equipo lo nota, negativamente. Si el equipo domina la defensa es capaz de generar peligro en transición y ahí el Baskonia se mueve como pez en el agua. Es el combinado ideal entre la actividad de los jugadores exteriores, Adams, James, Hanga, Blazic y Causeur y el físico de Tillie, Shengelia, Diop y Bourousis y Planinic.

2015 comenzó con un equipo inestable fruto de los cambios de rumbo que dio el proyecto la temporada pasada. 2015 acaba con un renovado equipo donde salvo la lesión de Shengelia y Bertans, el grupo dirigido por Perasovic ha vuelto a situarse en los puestos de privilegio del basket nacional e internacional. Lo mejor de todo es que el equipo mantiene una identidad reconocida por el ritmo e intensidad de su juego, encabezado por sus bases, y la estructura clásica de un 5 que atrae toda la atención y el peligro en su juego, Bourousis. Sólo queda pedirle al 2016 que el grupo se mantenga, que siga siendo inconformista en sus objetivos y que si se le puede sumar la pieza de Bertans al puzzle actual, podamos competir aún un poco más arriba en cada competición. Urte berri on, Feliz 2016!!!


La foto es de El Correo Álava, de Igor Aizpuru

Ser imprevisible es mejor

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Casi en el primer tercio de la temporada, los resultados están avalando la progresión y la identidad del Laboral Kutxa Baskonia. Recupero el artículo que publiqué ayer martes en la edición digital de El Correo Álava. Espero que os guste.

A los ojos del cuerpo técnico de cualquier equipo, la enjundia del siguiente partido comienza con el análisis y la previsión del rival. Una de las características del basket moderno es la irrupción del scouting: ese análisis minucioso del equipo contrario, la visión de varios partidos anteriores, los movimientos más frecuentes del equipo, las situaciones especiales, los cambios y las rotaciones, las fortalezas de un jugador y los puntos débiles del conjunto. El scouting evoluciona además con los datos estadísticos hasta convertirse casi en ciencia. Pero hay algo que hace estallar en pedazos todo ese inmenso trabajo: el basket se juega siempre en un escenario donde los jugadores toman decisiones en décimas de segundo y donde lo imprevisible muchas veces acaba de imponerse sobre la previsión inicial. Si algo hemos de ser conscientes de este nuevo Laboral Kutxa, hasta este momento, es su capacidad de destrozar las previsiones del equipo contrario, con un extraordinario resultado: a un paso del Top16 (antes de lo previsible), en los puestos de cabeza de la Liga Endesa y también en la parrilla de salida hacia las posiciones de privilegio para la próxima Copa del Rey 2016, en A Coruña.

Lo mejor de las expectativas es que radica en tus manos la posibilidad de superarlas. Al inicio de esta temporada, la historia pasada nos situó en un estado de cierta prudencia que autodefinimos como «la realidad»: a ver qué nos da esta plantilla. Pero da la impresión que tanto en el vestuario como en la cancha de entrenamiento, la única expectativa y misión de este Baskonia es mejorar día tras día, adecuar las características de cada jugador al libreto de estilo de Perasovic y hacer de cada partido un verdadero desafío por superar el anterior. Los resultados están ahí: 6-1 en la Liga Endesa y 4-2 en Euroliga; todo está al alcance de las manos, superando las expectativas iniciales.

Hay 3 grandes razones para comprender esta situación:

a) Este Laboral Kutxa Baskonia rompe los tópicos clásicos de los equipos: donde las estructuras de muchos equipos actuales pasan por reforzar más el puesto del tirador, los treses y los falsos cuatros, el Baskonia cimenta su estado por la presencia de un 5 clásico y atípico al mismo tiempo: Bourousis. La estrategia en la pintura pasó del pasado juego de espaldas a las continuaciones del poste tras el pick&roll (juego de 2×2 tras bloqueo directo) y al mate tras la asistencia en una penetración. El Baskonia recupera aquel juego de espaldas, pero con un matiz. No es tanto el peligro de poder anotar desde el poste bajo sino captar la suficiente atracción de la defensa contraria para generar ventajas en el lado contrario y exprimir por tanto el juego sin balón del resto del equipo. Bourousis anota y Bourousis asiste y distribuye. Además, su juego interior también se sitúa en el poste alto: puede tirar de 3, cambiar el balón de lado y asistir interior a la ventaja de la rapidez de los 4, en especial Tillie e incluso Diop. El eje del ataque del Baskonia ha desplazado el bote por la preponderancia del pase y el juego sin balón, protagonizado en especial por su poste principal: Bourousis. Clásico y rompedor al mismo tiempo.

b) Sin ser un equipo con especialistas, cualquier jugador, reitero, cualquier jugador es capaz de anotar. Los bases tiran, los aleros tiran, los postes tiran. Y anotan, claro. Los bases penetran, los aleros penetran, los postes penetran. Los bases asisten, los aleros asisten, los postes asisten. Cualquiera. Con unas características así, el scouting se vuelve muy simple y desconcertante a la vez: cualquier jugador del Baskonia puede resultar muy peligroso. Si un jugador no está acertado en el tiro exterior, lo cubre provocando un 1×1 para penetrar. Si no encuentro una ventaja en un lado, se busca el lado contrario para empezar de nuevo y buscar una nueva opción de canasta. El peligro viene desde cualquier lado, desde el exterior o desde el interior. En transición o con movimientos hasta el límite de la posesión. Las preguntas son entonces: ¿Quién, cuándo y desde dónde?. Absolutamente imprevisible.

c) Los bases. Acostumbrados a etiquetar comportamientos para comprenderlos mejor, seguimos buscando calificativos para describir a Adams y James. ¿Bases puros? ¿Bases anotadores? ¿Bases desbocados? ¿Bases pasadores? La respuesta puede ser un «de todo un poco» pero lo que sí es cierto es que el equipo rival es consciente de que cualquiera de estos dos jugadores pueden desequilibrar en cualquier momento del partido, tomar una racha de acierto continuada y encontrarte en el marcador con una distancia no esperada. Sin ser especialmente intensos, son capaces de cambiar el ritmo de rápido a muy-rápido en cualquier momento. Sin ser especialmente defensores, su actividad tanto en piernas (James), como en brazos (Adams), hace que el base contrario proteja el balón con más cuidado de lo normal. Si tuviéramos que sintetizar a este Baskonia en un cromo, los bases serían sus protagonistas.

Intensidad defensiva

Hay un matiz más que se torna importantísimo en este Laboral Kutxa Baskonia: su intensa capacidad defensiva. La defensa no es únicamente cuestión de actitud, sino también de conceptos defensivos. La agresividad y la movilidad de sus jugadores, especialmente los exteriores, hace que este Baskonia provoque errores en el equipo rival, liderando la estadística de recuperaciones en ACB. Este hecho no es fruto de la casualidad: agresividad, líneas de pase… pero sobre todo movilidad y rapidez de movimientos coordinados, son las claves de esta defensa, personificada especialmente en Hanga y Tillie. Dos jugadores capaces de defender en cualquier posición, anticipándose al movimiento del rival, protegiendo con rapidez los espacios centrales del equipo y ayudando al rebote defensivo del equipo. Después, con el balón en las manos, llega el momento de la velocidad del equipo: romper el balance defensivo antes de llegar al ataque, correr con 4 hombres a la vez y ocupar los espacios en busca de la mejor opción.

A punto de llegar al primer tercio de la temporada, aún es pronto para ir definiendo sorpresas y decepciones, pero quien más y quien menos ya reconoce a este Baskonia como la agradable sorpresa de la temporada. Independientemente de los resultados, que son de notable alto, lo que sí es destacable es que para un equipo, cualquiera que sea su condición y competición, el Baskonia vuelve a ser ese rival incómodo, peligroso, intenso y de ritmo alto. Y sobre todo es un rival contra quien hay que poner todos los sentidos y más para poder, al menos, equilibrarlo, siendo consciente de que aunque sepas sus fortalezas, nunca sabrás por dónde puede venirte la siguiente amenaza. Ésa es la gran virtud de este equipo, pero no la única. Si a esto se le une que hay dos piezas más por complementar este grupo, Shengelia casi recuperado, y Bertans a punto de volver a Vitoria-Gasteiz, a poco que el equipo mantenga estas señas de identidad, aprenda de cada situación del juego, por dura y comprometida que sea, y cómo no, que las victorias ayuden a acelerar esta progresión, los objetivos y las expectativas iniciales se verán superadas. Más aún.


La foto es de El Correo Álava, de Igor Aizpuru

Aprobado alto en los primeros exámenes

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Escuché una vez decir al célebre entrenador Moncho Monsalve la siguiente frase: «El baloncesto es un deporte fácil, difícil de hacerlo bien». Me marcó. Y ello provocó que desde siempre me haya interesado interpretar qué pasa en el campo, por qué se produce cada situación del juego y cuáles son los puntos de interés del juego de los equipos, para hacer de la enseñanza del basket algo sencillo.

Inicio así esta colaboración en este ilusionante proyecto «Bajo la cúpula«, con un artículo que se publicó este martes en la edición digital de El Correo. Espero aportar mi pequeño grano de arena en ayudar a conocer más el basket, con el propósito anterior, disfrutar y entender del juego y por supuesto de nuestro querido Baskonia.

Ese momento en el que giras con firmeza el pomo para abrir la puerta a un nuevo curso tiene siempre un sentimiento doble, de ilusión y de nerviosismo. Es como cuando íbamos al colegio de pequeños. Por un lado, la ilusión por ver de nuevo a tus compañeros de clase e iniciar el desafío de avanzar juntos un año más en formación y rendimiento. Y, por otro, los nervios por descubrir a los nuevos que se incorporan al grupo, alumnos o profesores. Como todos los nuevos cursos, éste será exigente: hay que aprender lo nuevo, superarse día tras día y, cómo no, ir pasando con nota cada una de las pruebas que los profesores y el centro irán exigiendo.

Un equipo de baloncesto se asemeja mucho a la clase de un colegio. Año tras año hay un grupo, un profesor, una nota en forma de rendimiento y objetivos y también la preparación diaria para pasar cada prueba a la que te enfrentas semana tras semana. Este Laboral Kutxa Baskonia 2015-16 tiene ante sí un nuevo reto. El éxito o fracaso se evaluará en la medida en que el grupo sea bueno, en que progrese y que sea capaz de enfrentarse a cualquier prueba. Debe saber además que sin el esfuerzo diario el curso será difícil, porque no hay más recetas: esfuerzo individual y que el profesor sea capaz de sacar el máximo rendimiento del grupo, desde la diversidad de las piezas y la complementariedad de todas ellas. El entorno, en este caso los rivales, también estudian, aprietan, trabajan, pero del trabajo inteligente y creativo del profesor saldrá la posibilidad de ‘competir’ en un mundo donde la competencia y competitividad crece año tras año.

El inicio de curso del Baskonia tiene un punto a favor: el grupo es estable respecto a la temporada pasada. Tuvieron que conocerse, respetarse y aceptarse el año pasado. Esa enseñanza les vino obligada por las circunstancias de una clase en la que entraban y salían compañeros con demasiada frecuencia. Tuvieron que adaptarse a la inestabilidad y de eso seguro que aprendieron mucho y que les servirá para este nuevo año.Adams, James, Causeur, Hanga, los hermanos Diop, Tillie y Shengelia siguen del año pasado. Y entran nuevos compañeros que complementan el grupo. Juventud y experiencia al mismo tiempo, Blazic y Planinic y Corbacho yBourousis, respectivamente; alternativas exteriores e interiores para equilibrar una plantilla que deberá acoplarse sin pausa, entreno a entreno, pero sobre todo partido a partido.

Como buen profesor deberá lograr dos cosas a priori: una, que cada jugador progrese individualmente siendo mejor jugador después de cada lección. Y ser mejor jugador supone aprender a tomar las decisiones correctas en cada momento, para el beneficio del grupo. La bisoñez, no tanto por la edad sino por el nivel de exigencia de una plaza como Vitoria-Gasteiz, hizo en el pasado que el equipo no diera el nivel que se le presuponía. La otra, como buen croata, será interpretar el juego con una serie de normas sencillas pero firmes en su ejecución: defensa agresiva, rebote, correr cuando sea necesario, equilibrio en el campo y escoger la mejor opción de ataque en función de cada posesión. Normas sencillas pero difíciles de ejecutar correctamente. Lo bueno de Perasovic es que estas normas las ha transmitido allá por donde ha tratado de liderar un grupo y eso siempre es positivo.

Como todos los grupos de personas, la diversidad es fuente de riqueza y también de gestión de roles. Después de estos partidos iniciales, cabe destacar la figura del líder en el campo, el ‘delegado de clase’, ese jugador que con su presencia se gana el respeto hacia dentro del equipo y hacia fuera, en los rivales. Casi a última hora, Bourousis ha llegado en silencio y ha hecho lo que como buen griego cabría esperar: hablar en el campo, servir de ejemplo a los jóvenes, predicar con su experiencia mientras está en la cancha y servir de referencia interior al grupo cuando el equipo lo necesite. Se echaba en falta esta figura en un proyecto Baskonia desde hace años. Un jugador donde se inicien los ataques: desde el poste bajo hacia fuera, para a partir de ahí generar las ventajas que su presencia generaba en el campo.Bourousis, competitivo y experimentado, permite además cerrar espacios en defensa, tratar de dominar el rebote defensivo y explorar en ataque las virtudes de un juego interior completo: jugar de espaldas desde el bote, jugar de cara incluso desde 6,75 y la virtud del pase para cambiar la orientación del juego. A día de hoy, si su físico se lo permite un lujo para este equipo, una amenaza para los rivales.

Las primeras pruebas

Las primeras pruebas del equipo en este inicio de curso se han pasado con un aprobado alto. Más allá de las victorias y derrotas, lo importante es saber dónde están los límites, dónde las fortalezas y dónde ha de trabajar más el equipo día tras día. Cuando se limitan las pérdidas y el rebote defensivo se controla, el equipo es capaz de competir muy bien. Limitar las pérdidas viene motivado por la paciencia del equipo en buscar el último pase para el mejor tiro y en interpretar cuándo se debe correr y cuándo se debe buscar la pausa. Los bases, Adams y James, son los protagonistas en este caso. Ambos jugadores, creativos e imprevisibles, aprenderán seguro este año a contemporizar cuándo explotar su creatividad y cuándo servir al equipo en las mejores condiciones. De momento podemos ver un Adams más pausado y un James más eléctrico, ideal para cambiar el tempo en los partidos.

La fortaleza del grupo es su versatilidad. En los últimos partidos, 10 jugadores han pisado el campo antes de finalizar el primer cuarto. Y el equipo ha mostrado diferentes estructuras en los quintetos que afianza esta característica: se ha jugado con dos bases al mismo tiempo, con dos cincos (Diop y Bourousis), con dos exteriores pequeños en los puestos 2 y 3 (Causeur y Blazic), con Hanga de 2, de 3 e incluso de 4, etc. Esto demuestra que se dispone de jugadores completos, capaces de hacer de todo y bien, pero por otro lado, sin la excelencia de una característica en concreto, que sea lo que quizá haga determinar una victoria hacia nuestro lado. Causeur,Hanga y Blazic tienen ante sí un reto: ser aún más peligrosos frente al rival en ataque y mitigar su físico en defensa ante jugadores posiblemente más potentes físicamente que ellos.

Corbacho es quizá el más especialista de ellos, un tirador puro, que debe acostumbrarse a una camiseta con historia y a una exigente prueba día tras día. Shengelia, Kangur de forma temporal, y Tillie deben progresar aún más para ser decisivos en ambas partes del campo. Un 4 versátil, dinámico con capacidad de tiro y verticalidad en el campo. Planinic, Diop y Bourousis han de esforzarse por dominar la faceta más débil en la pasada temporada: el rebote. Porque este equipo necesita del rebote para poder disfrutar corriendo en el campo. Aunque la estructura inicial de temporada ha acabado con otras piezas (sin Anousike y con el relevo temporal de Planinicpor Kangur), la llegada de Bourousis provoca el doble efecto de la experiencia por un lado y la apuesta por la madurez en calidad de minutos para Diop.

Ahora sólo queda que clase tras clase, partido tras partido, este grupo se afiance y se convenza de que el trabajo diario en defensa, en el rebote, en la lectura paciente de los momentos de rapidez y pausa, hagan que mejore la competitividad de un equipo, que como todo curso que se inicia, quiere llegar a lo más alto en cada momento importante de la temporada.


La foto es vía @baskonistascom // Foto:ACBphoto/I.Martín.Velimir Perasovic ante Obradoiro